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Norgara

Contacto con Tacto

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Decía A. Montagu que  “Los seres humanos no pueden sobrevivir sin el tacto, es una necesidad básica, ya que a través de la piel se transmite calor, contención, seguridad y amor. Está ampliamente demostrado que el tacto es uno de los elementos más importantes en la vinculación junto con la mirada, el olor, la voz, el sabor y los biorritmos. No creo que sea casual que el tacto sea el primer sentido en desarrollarse (entre las 6 y 9 semanas de gestación) y el último en desaparecer al final de la vida.

Es por ello que hoy me apetece compartir algunas actividades que podemos realizar para fomentar, explorar y disfrutar con el tacto. Diferencio las propuestas en base al desarrollo evolutivo, cada actividad es recomendable a partir de la etapa en la que se propone, pero eso no significa que las recomendadas anteriormente no puedan seguir utilizándose.

¡Es más, me atrevo a recomendar estas actividades a todos/as los/as niños/as de 0 a 99 años de edad!

1er año de vida

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Durante las primeras semanas, algunos bebés son muy sensibles al tacto y es un momento en el que descubren muchas sensaciones nuevas. En el vientre materno el bebé está muy contenido por el líquido amniótico y el espacio limitado. Al nacer, el espacio es demasiado grande y podemos ofrecerle contención a través del tacto mediante el método canguro. Este método se basa simplemente en entrar en contacto, piel con piel, recostando al bebé sobre el pecho de la madre o del padre. Las manos sobre la espalda del bebé y el contacto directo con el pecho del progenitor, ofrecen calor y protección y ayudan a regular los procesos fisiológicos del bebé.

A lo largo del primer año, el desarrollo del bebé es progresivo, adquiriendo cada vez más destrezas. Podemos aprovechar los momentos en la bañera o en el cambiador para masajear todo su cuerpo mientras hidratamos su piel con aceite. Tomar conciencia de que ese ser al que masajeamos, tan diminuto y tan sabio en su interior, tiene sus propias necesidades y sus propios gustos, nos permitirá escucharle atenta y abiertamente para identificar si el masaje le resulta agradable o no. Si está a disgusto, podemos revisar el ambiente (caldeado y tranquilo), la postura (tuya y del bebé) y hasta el estado anímico. Ante cualquier incomodidad podemos posponer el masaje para otro momento, aceptando, que no siempre es buen momento para los dos.

Teniendo presente que la necesidad de contacto es tan importante y tan real como la necesidad de alimentación, nos permitiremos responder a las llamadas desde el cariño y la comprensión.

En hazi eta hezi, realizamos cursos de masaje infantil para madres y padres y profundizar más en este tema.

De los 2 a los 6 años

Entre el segundo y el tercer año, nuestro/a pequeño/a es, cada vez, más autónomo/a y le resultará muy gratificante si le preguntamos cuándo y dónde quiere el masaje. Él/ella misma propondrá zonas en las que le resulte especialmente agradable y querrá también ser partícipe ofreciéndote el masaje. Disfruta con aquello que te ofrece, es lo mejor que te puede dar ¡y tu hijo/a disfruta mucho haciéndolo!

Más adelante, podemos realizar juegos de masaje un poco más complejos. Podemos jugar a que uno es el cocinero y el otro es la masa con la que el cocinero va a hacer un bizcocho o una pizza. La masa se sienta o se tumba, mientras el cocinero trabaja la masa (el cuerpo del niño o del adulto). Podemos inventar diferentes movimientos para cada paso; primero se mezcla la harina con el huevo o con la leche,… luego se amasa bien,… se estira,… se le da forma,… se mete la masa al horno dándole mucho calorcito con abrazos o mantas,… se corta… ¡y se come! Cualquier cosa que se os ocurra puede ser muy divertida y placentera.

De los 6 a los 12 años

A partir de los 6 años, es probable que comiencen a sentir vergüenza y quieran dejarse ropa puesta o prefieran recibir el masaje de espaldas. Un juego con el que disfrutan mucho son los mensajes secretos. Pueden realizarse en la espalda, las plantas de los pies o de las manos, el cuello, los brazos,… una persona realiza un dibujo o escribe una letra, número ó palabra sobre la piel de la otra persona, y ésta, sin ver, tiene que adivinar lo que le han dibujado o escrito. Hayamos acertado o no, es muy interesante repetir el mensaje de forma que quien recibe el mensaje, sepa lo que va a recibir.

A partir de los 12 años…

Los/as chicos/as se muestran cada vez más reticentes a pedir el contacto sin un motivo, y es probable que no tengan dificultad en encontrar una “razón”. Un golpe en la clase de gimnasia, dolor de espalda por el peso de la mochila,… son buenos motivos para pedir el masaje y retomar ese contacto íntimo y seguro con el que la mayoría de las personas disfrutamos tanto. Puede ser que quieran recibir masaje mientras escuchan música con los cascos o ven la televisión, es normal que necesiten esa distancia. Confía en que cuando necesiten más cercanía recurrirán a tí.

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La realidad es que el masaje proporciona bienestar, porque mejora la comunicación y la escucha, fomenta el vínculo, ayuda a canalizar emociones y es un buen método para encontrar un equilibrio entre la estimulación y la relajación. Un recurso útil, sencillo y rentable para incorporar a nuestras vidas y compartir con los/as hijos/as, la pareja o los/as amigos/as.

Os invito a probarlo :)

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