Gestionando la frustración
El primer descubrimiento que hace, que hice, el que se aventura por la senda de lo sistémico es que no hay soluciones redondas. Que las soluciones de hoy son los problemas de mañana. Que lo que aparentemente arreglas por un lado, se estropea por otro.
Es como si quisiéramos taparnos con una manta que resulta excesivamente pequeña para todos los que estamos en la cama.
Y es que la complejidad de los sistemas hace que tengamos que aprender a gestionar esa frustración.
Quien más quien menos, todo consultor* lleva un arreglador dentro. Alguien que busca mejorar lo existente. Que busca LA solución. Sencilla, elegante, duradera. Y las experiencias te van enseñando que eso no funciona así. Inicialmente puedes achacarlo a la poca implicación del cliente, a las condiciones que no eran favorables… es decir, factores externos a ti.
Llegado un momento te planteas que quizás tu manera de plantear el proyecto no era la adecuada y buscas explicaciones. Te esfuerzas en entender mejor y seguir buscando LA solución. Pasa el tiempo y muchos de los proyectos te dejan un sabor como mínimo agridulce. La sensación de que podría haberse llegado más lejos.
Entonces te tomas la píldora roja, integras la mirada sistémica y desarrollas mucha, pero que mucha, ACEPTACIÓN. Aceptación de lo que hay, de lo que ese sistema puede y no puede en este momento, de qué manera sí y cómo no.
En ese momento, te bajas del caballo y te pones al servicio. Y además de ser más útil, ¡disfrutas mucho más!
* donde dice consultor, léase directivo, agente de cambio…
Etiquetas: aceptación, consultor, frustración, sistémico