Halloween y el miedo

Se acerca la que dicen que es la época más terrorífica y escalofriante del año: Halloween. Una noche en la que el miedo es el gran protagonista, ya sea por los disfraces, por las películas que vemos o por las bromas que gastamos. Sin embargo, el miedo es una emoción universal y, por tanto, está siempre presente en nuestras vidas, aunque no de la misma manera en todas las personas.
Y es que el miedo, aunque nos resulte fácilmente desagradable, es una emoción que tiene una función muy importante para el ser humano: la supervivencia. A través de este sentimiento nos logramos proteger en muchas de las situaciones peligrosas que enfrentamos. Te pongo un ejemplo. ¿Qué pasaría si te encuentras en una sabana y de pronto te aparece de frente un león? Pues, seguramente, sentirías mucho miedo al verlo e incluso también antes, al intuir que podría aparecer. Y… ¡menos mal! Porque el sentir dicha emoción es lo que te va a permitir hacer algo para intentar ponerte a salvo, ya sea resguardarte en algún sitio seguro o pedir ayuda. Del modo contrario, sin ese miedo no harías nada y es probable que el león te acabase haciendo mucho daño.
Por buscar un ejemplo más cercano a nuestra realidad, imagínate que vas a cruzar un paso de peatones en el que no hay semáforo y, justo antes de entrar en él, ves que a lo lejos viene un coche pasado de velocidad. En ese momento es natural que sientas miedo y, gracias a ello, des un paso atrás, esperando a que el coche pase para después pasar tú tranquilamente. De nuevo, el miedo ha sido tu aliado y ha evitado que te atropellase ese coche; en definitiva, te ha protegido. Por eso, es fundamental que no demonicemos al miedo, porque, aunque a nadie nos agrade sentirlo, hay momentos en que nos puede ayudar, y mucho.
No obstante, es cierto que hay otras ocasiones en que ese miedo se nos puede ir de las manos en cuanto a intensidad e incluso por presentarse en situaciones en las que no hay un peligro real. Además, es posible que tengamos la sensación de haber intentado de todo para superarlo y que, aún así, ese miedo nos siga paralizando e impidiendo que disfrutemos. En esos momentos, reconocer qué es lo que nos está pasando y lo que estamos sintiendo no es fácil, ya que al hacerlo nos podemos ver como seres vulnerables; sin embargo, justamente ese reconocimiento es lo que nos va a permitir tomar el control de nuestra emoción, porque ya no dejaremos que se siga alimentando de nuestro silencio. Así, aceptar que estamos sintiendo miedo y que quizá nos vendría bien un acompañamiento para gestionarlo es clave para lograr afrontarlo con éxito, sin por ello dejar de ser válidos como personas en ningún momento.
Así que este Halloween puedes darle un lugar especial al miedo, pero no olvides que el resto del año también podemos sentirlo, sin juzgarnos ni criticarnos por ello. Igualmente, respetemos y validemos a los demás cuando, por el motivo que sea, estén también atravesando dicha emoción.
Sin más que añadir… ¡a disfrutar del truco o trato!