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Norgara

Qué hacer con las mentiras

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En una entrada anterior reflexionaba sobre el tratamiento que reciben las mentiras de l@s niñ@s y sobre la incongruencia con las propias mentiras de los adultos. Reconozcamos que no son (ni somos) ángeles o demonios por mentir.

En esta entrada me limitaré a plantear algunas ideas para poder realizar una intervención diferente, en la que prime el mantenimiento de una buena relación entre ambos y que potencie el respeto y favorezca la autoestima, del menor y del adulto.

1. Comprensión. En primer lugar e independientemente de la edad a la que se produce la mentira, es importante identificar el deseo, la necesidad o el miedo que subyace a la conducta: necesitar sentirse aceptado, especial, incapacidad para reconocer el error, miedo al castigo, al rechazo, a perder el cariño, el respeto o la valoración de la otra persona, a generar una ofensa, a perder libertad,… Es decir, entender por qué decidió mentir. Un niño de 9 años que no reconoce haber roto una taza es probable que tenga miedo a la desaprobación de su padre o madre, al enfado y a las posibles consecuencias.

2. Validación. Cuando creemos haber entendido la razón que le llevó a la mentira, conviene expresarla, de forma que reconocemos su necesidad, su deseo,… “supongo que te hubiera gustado….”, “entiendo que para ti sea importante….”. Centrándonos en el ejemplo anterior podríamos expresarle, “tengo la sensación de que te resulta difícil reconocer que se te ha roto la taza, puede ser que tengas miedo a que nos enfademos…”

3. Empatía. Reconocer que a nosotros, adultos, también nos pasa. Quizá nos pueda ayudar recordar alguna situación en la que nos hemos decantado por “maquillar u omitir” la verdad. Seremos, sin duda, más indulgentes con nuestr@ hij@.

4. Selección. Elegir un buen momento. Resulta muy difícil hablar y entenderse desde un estado de mucho enfado. Antes que perder credibilidad a través de los gritos, las amenazas o las acusaciones genéricas que suelen utilizarse cuando estamos muy enfadad@s, es mejor retrasar la charla para otro momento en el que estemos más seren@s y dispuest@s a ser constructiv@s.

5. Información. Explicar cómo me siento cuando descubro que me han mentido. Para que mis sentimientos lleguen al otro tendré que ser sincer@, y tendré que comunicarme desde la intención de que nos entendamos mutuamente. Entiendo por qué lo has hecho, y quiero explicarte como me siento yo. Esta explicación debe quedar lejos de la intención de culpabilizar…“siento que no confías en mí cuando me mientes”, “no me gusta que me mientas porque siento que me faltas al respeto”,…

6. Valorar cuando se reconoce una mentira. Es algo muy difícil, todo un acto de valentía y nunca puede servir para que aumente nuestro enfado (aunque tuviéramos razón y nos haya costado que nos la den). Si me muestro más enfadad@ cuando me reconoce la mentira, la próxima vez le resultará mucho más difícil reconocerla, con lo que dificultaremos la relación.

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Éstas recomendaciones, son muy sencillas de leer, pero muy dificiles de llevar a la práctica. Por una parte, por que no estamos acostumbrad@s a gestionar así este tipo de conflictos con nuestros hij@s y por otro lado, porque tenemos la falsa creencia de que la mentira queda impune. Es verdad que no aplicamos castigos (lo que ayuda a no empeorar la relación, no generamos frustración innecesaria ni somos incongruentes con nuestro propio comportamiento, ¿o castigarías a tu pareja cuando delante de vuestr@s hij@s miente a una telefonista para evitar una latosa encuesta?), pero identificamos directamente la mentira y lo que es más importante, los sentimientos de TODOS los involucrados en ella.

Si tras leer esta entrada te decides a probar este nuevo enfoque para las mentiras, una última recomendación: practica el ensayo-error y no tengas miedo a confundirte y a rectificar. La sanción y la ofensa en la mentira es parte de nuestra cultura, de nuestro ser, aún intentando evitarlo, tiraremos por ese camino. Pero poco a poco, recapacitando y rectificando cuando nos confundimos, podemos terminar de integrar este nuevo enfoque como parte de nuestras vidas.

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