Replanteándonos las normas y los límites I
Es habitual que como padres, madres o educadores tengamos claro que cosas están bien y cuáles no deben hacerse. Y en nuestro espíritu educativo, transmitimos esos aprendizajes que a su vez y en nuestro propio proceso de aprendizaje, integramos de nuestras figuras de referencia a través de lo que llamamos normas y límites.
En ocasiones nos faltan argumentos para explicarle a nuestr@ pequeñ@ por qué no podemos hacer alguna cosa; no es que no seamos capaces de explicárselo para que nos entienda, simplemente, es que no tenemos argumentos. Porque cuando nosotr@s tuvimos ese aprendizaje, tampoco los había, o los argumentos que lo validaban han dejado de tener sentido ya en nuestro entorno. Por eso, algo que me parece muy recomendable es replantearnos aquello que le transmitimos a nuestr@s hij@s; ¿debe ser realmente así por alguna razón o es fruto de un aprendizaje que yo realicé en su momento (y que probablemente me fuera muy útil en mi época) pero que en la actualidad carece de sentido?
Con cada conducta, con cada aprendizaje transmitimos valores que nuestr@s pequeñ@s van a interiorizar casi de forma inconsciente.
A menudo reforzamos en l@s niñ@s actitudes indeseadas para los adultos como la obediencia, censuramos la lucha por la satisfacción de sus necesidades y castigamos su insistencia porque nos dificulta nuestro día a día de adultos y nos resulta molesto.
Cuando un niño es insistente, “es” un cabezota o un tozudo. Nos molestamos (y hasta nos enfadamos!) cuando nuestr@ hij@ nos pide continuamente en el súper aún creyendo, por experiencias previas, que no va a conseguir aquello que tanto pide. Sin embargo, cuando somos adultos necesitamos esa capacidad, esa persistencia, ese fuego que nos ayuda a luchar por algo que consideramos justo o que queremos, porque de lo contrario, la compañía telefónica se saldrá con la suya cuando factura tras factura nos cobra un poco más de lo que corresponde o cuando la empresa constructora no se responsabilice de los fallos de obra (por mencionar algunos ejemplos).
Creemos en una educación alejada de la visión adulto-centrista en la que se valora la situación sin tener en cuenta el momento evolutivo del niño, ni tener una coherencia entre los valores y las actitudes que reforzamos en l@s niñ@s y aquellas que valoramos en los adultos.
Por ello, dentro de la Escuela de padres madres, proponemos un espacio de encuentro en el que podamos reflexionar sobre las normas y los límites que aplicamos en el proceso de crianza y aprendizaje de nuestr@s pequeñ@s.
Si quieres más información o reservar tu plaza, contacta con nosotr@s.