945 35 86 17
945 35 86 17

Norgara

Sobre el compartir de los niñ@s

Sobre-el-compartir-de-los-ninos

Pongámonos en situación: un domingo por la tarde, estás en una terraza tomando un café tranquilamente cuando, un conocido del barrio, se acerca y te pide que le dejes tu coche. En cuestión de segundos, analizas pros y contras (más contras que pros en realidad), y sin mayor explicación le dices que no te parece buena idea. Entonces, una persona cercana (léase un buen amigo, tu pareja o algún familiar), se acerca a ti y te dice “hombre, no seas así… Total, tú no lo estás utilizando y es bueno compartir… Venga, déeeejaselooo…”. En esta situación, tienes dos opciones: dejarte guiar por tu primer instinto (y si tiene un accidente…y si no lo cuida bien….y si desaparece y no lo vuelvo a ver… ¿Y si me quedo sin coche?) y quedar como un egoísta, o ceder ante los demás y sentirte…..

Está bien, seamos realistas. Esta situación entre adultos NUNCA pasaría. Pero es una realidad que ocurre prácticamente a diario con los niños. Y la verdad es que ellos se encuentran sin defensas ante esta situación:

Iker, de tres años, juega en el parque montado en el columpio. Otro niño ve su triciclo aparcado junto al banco donde se sienta el padre de Iker, se acerca al triciclo y el papá de Iker, como persona solidaria que es y con la mejor de las intenciones, le ofrece el triciclo de su hijo para que el niño se divierta. Cuando Iker reconoce su triciclo guiado por un niño al que ni siquiera conoce (y por supuesto, sin haberlo consentido), entra en cólera y abandona rápidamente el columpio para arrebatarle su querido triciclo al desconocido. El papá, que observa la situación, se acerca a Iker y trata de explicarle lo bueno que es compartir y lo bien que se va sentir cuando comparta… pero esos razonamientos bien-intencionados de nada le van a servir a Iker por ahora (los niños no desarrollan la capacidad de razonar hasta aproximadamente los 6 años). Y comenzará su propia batalla emocional: Si quiere ser un buen niño, tendrá que ceder ante su sentimiento, ante su primer instinto. Si por el contrario se reitera en su decisión “es miiiio” probablemente le calificaran como egoísta y le amenazaran con “pues la próxima vez él no te dejara a ti”.

Sea como sea, las consecuencias serán nefastas para el infante; renunciar a sí mismo o renunciar a la aprobación de los demás.

Para darle una nueva vía a esta situación, quizá nos convendría entender que evolutivamente, los niños pasan por diferentes etapas egocéntricas (que no egoístas) en las que se ratifican y se auto afirman, por lo que es conveniente respetarlas.

Conociendo esto, podremos entender mejor cuando Iker no quiera dejar sus juguetes (aún cuando no los esté utilizando) y podremos respetar su decisión, con una mirada de amor y aceptación incondicional. Podremos “invitarle” y agradecer si decide compartir (los niños nos sorprenden cuando se sienten aceptados y respetados), pero entenderemos su negativa sin entrar a culpabilizarle o descalificarle (y ayudaremos al otro niño también a aceptar el no).

Pensemos que cuando sea adulto, querremos un Iker capaz de tomar sus propias decisiones aun cuando no sean “bien” vistas por los demás. Querremos un Iker que defienda lo suyo, y sobre todo, querremos un Iker capaz de sentirse bien consigo mismo.

COMPARTELO